Cineasta, ilusionista y mecánico francés reconocido como el padre de la cinematografía. Sus contribuciones a la narrativa cinematográfica son invaluables, considerado también como el fundador, entre otras cosas, del cine de ciencia ficción.
Georges Méliès nació el 8 de diciembre de 1861 en París, en el seno de una familia acaudalada. Su padre había hecho fortuna con una fábrica de calzado de lujo misma que, al retirarse años después, dejará a cargo de sus hijos. A los siete años Méliès ingresa al Liceo Michelet donde se mantiene hasta 1870. Durante los siguientes nueve años estudia en el Liceo Louis-Le-Grand. Entre 1880 y 1881 realiza el servicio militar. Al terminarlo, viaja un año entero a Londres con la intención de aprender inglés.
De la temporada que pasa en Londres destaca la continuidad con la que visita el Egyptian Hall, dirigido en ese entonces por el ilusionista John Neville Maskelyne. Fascinado con el espectáculo, Méliès opta por estudiar trucos de magia. Será tal su dominio en el ilusionismo que, a su regreso a París, hará pequeñas presentaciones ante familiares y públicos diversos. En esa época comienzan a delimitarse las que serán notas características de su trabajo como director de cine: la pasión por los efectos especiales, por las decoraciones, por las historias fantásticas y por provocar sorpresa en el espectador.
Hacia 1882 Méliès se incorpora a la empresa familiar ante la negativa de sus padres de apoyarlo para estudiar en la Escuela de Bellas Artes. Al tiempo que repara y les da mantenimiento a maquinas, se dedica a construir autómatas y pequeños juguetes, combinando estas tareas con un trabajo de dibujante.
Contrae matrimonio con Mademoiselle Genin en 1885. Gracias a la dote que aporta su esposa y también a su parte de la fábrica que vende a sus hermanos, adquiere suficiente capital para hacerse del teatro Robert-Houdin. El nombre del edificio homenajeaba a su dueño, quien en su momento, era considerado el ilusionista francés más famoso del mundo, pero cuando pasó a manos de Méliès, el lugar se encontraba en un estado deplorable. Méliès decide renovarlo y actualizarlo. Su carrera como ilusionista, decorador y actor comienza oficialmente en ese momento.
En 1895 Méliès es invitado por el padre de los Lumière a una de las primeras presentaciones del cinematógrafo; Méliès queda tan sorprendido con la presentación que, inmediatamente después de haber finalizado, hace una oferta a los Lumière para adquirir el aparato. La negativa de los hermanos no frenó el afán de Méliès por proveerse de un proyector que, a su juicio, se volvería el futuro del entretenimiento (juicio que estuvo en lo cierto). Al año siguiente, en Londres, logra conseguir un cinematógrafo con el óptico William Paul, también se provee de una gran cantidad de película que sólo era distribuida por la compañía de Eastman. A partir de ese momento, Méliès comienza a realizar el primero de alrededor de quinientos filmes de su carrera de cineasta que culminó en 1913.
Hacia 1897 el incipiente cineasta manda construir el que es considerado uno de los primeros estudios cinematográficos en Montreuil-sous-Bois. Construido con paredes y techo de cristal, el lugar es adaptado para aprovechar al máximo la luz solar. La decisión de grabar a puerta cerrada, con su creciente grupo de técnicos y actores —entre los que se contaban algunos empleados del teatro Robert-Houdin— será no sólo uno de los sellos característicos del trabajo de Méliès, sino de las grandes industrias cinematográficas del siguiente siglo. Así comienza la profesionalización del cine.
Si bien en un principio los filmes de Méliès no eran muy diferentes de lo que ya habían realizado y explotado hasta el cansancio los Lumière y Edison, con el paso del tiempo su técnica se fue depurando y haciendo más compleja al grado de poder convertir un entretenimiento pasajero en un espectáculo de grandes dimensiones.
Quizá uno de los rasgos más importante de la obra de Méliès fue que supo conjuntar de manera admirable elementos del teatro (vestuario, actuaciones, escenario, maquillaje), con los avances científicos del siglo XIX que originaron el cine (la posibilidad de capturar el movimiento con un aparato) todo mezclado con la intuición de una imaginación sorprendente. Con singular maestría supo llevar los trucos y las ilusiones del escenario a la pantalla y, ulteriormente, a las grandes audiencias.
Se ha comentado que uno de sus efectos más conocidos, el de la sustitución, fue descubierto de manera accidental. El mismo Méliès refiere cómo, en una ocasión, al fallar la cámara repentinamente, la filmación de una calle quedó paralizada por unos momentos para después continuar. Al revisarla, se dio cuenta de que donde antes había un ómnibus ahora se encontraba un auto, que donde antes se encontraba una mujer caminando ahora un hombre merodeaba. Tal vez en este primer trucaje atisbó una manera económica de realizar sus ilusiones que exigían complejos mecanismos en el escenario. Consciente de la retribución económica que podía obtener del comercio de sus películas, abre la Star Film, compañía que comienza a poner en circulación su obra desde 1897.
Entre las películas que realizó, se encuentran algunas de carácter fantástico como El viaje a la Luna (Le voyage dan la Lune), Viaje a través de lo imposible (Voyage à travers l’impossible); adaptaciones literarias como El viaje de Gulliver a Lilliput y al país de los gigantes (Le voyage de Gulliver à Lilliput et chez les géants), Cenicienta (Cendrillon), Hamlet; así como reconstrucciones de temas de actualidad como El caso Dreyfus (L’affaire Dreyfus).
Tal vez la película más recordada del amplio repertorio de Méliès sea El viaje a la Luna (Le voyage dans la Lune), que aparece en 1902. Basada parcialmente en obras de Julio Verne y H.G. Wells, la película narra el viaje que unos científicos realizan a la Luna, sus problemas con los habitantes del lugar y el regreso apresurado en el cohete rumbo a la tierra. Algunos críticos consideran a ésta la película como la más importante de Méliès, y al cineasta como el primer exponente del cine de ciencia ficción.
Las cosas se complicaron para Méliès a medida que la primera década del nuevo siglo llegó a su fin. Sin la capacidad de competir con las grandes distribuidoras de cine, como la de Edison en Estados Unidos y la de Pathé en Francia, opta por firmar un contrato con ésta última, que estipula la realización de un gran número de películas por año. La independencia y la creatividad que contribuyeron a hacer de Méliès uno de los grandes exponentes del arte cinematográfico se perdieron al firmar el contrato. Uno de sus últimos proyectos, La conquista del Polo (À la conquête du Pôle), resulta ser un fracaso al momento de distribuirse. En 1912 rompe su contrato con Pathé.
Una serie de tragedias marcarán la vida de Méliès en los años siguientes: la muerte de su esposa en 1913, la muerte de su hermano Gaston en 1915 y la pérdida de su estudio en 1923. Sin lugar para almacenar sus negativos, destruye la mayoría; por ello, muchas de las películas de Méliès de las que se tiene noticia de que existieron, se perdieron para siempre.
Los últimos años de su vida transcurren al lado de Jehanne d’Alcy, una de las actrices que lo acompañó desde los inicios del teatro Robert-Houdin y que apareció en algunas de sus películas. Juntos regentan una tienda de juguetes y dulces en la estación de Montparnase.
Hacia finales de la década de 1920, su obra fue revalorada por la vanguardia francesa, especialmente por los surrealistas. En 1931, lo condecoran con la Legión de Honor como reconocimiento a su obra.
Fallece en París el 21 de enero de 1938.
Bibliografía:
- Sadoul, Georges. Historia del cine mundial desde sus orígenes, trad. de Florentino M. Torner. México: Siglo XXI Editores, 1996.
- Fernández Cuenca, Carlos. Aparición de la fantasía en Georges Méliès. México: Filmoteca UNAM, 1982.
- Getino, Octavio. Méliès: entre la máquina o la fantasía en Georges Méliès. México: Filmoteca UNAM, 1982.
- Herbert, Stephen and McKernan, Luke (ed). Who’s Who of Victorian Cinema: A Worldwide Survey. Michigan: British Film Institute, 1996.
- Ezra, Elizabeth. Georges Méliès: The Birth of the Auteur. Manchester: Manchester University Press, 2000.