Médico inglés a quien se le atribuye la invención del taumatropo.
John Ayrton Paris nació el 7 de agosto de 1785 en Cambridge, Inglaterra. Fue criado en el seno de una familia acomodada, por lo que desde una temprana edad tuvo la oportunidad de estudiar con tutores privados y en escuelas prestigiosas. Unos años más tarde, gracias al apoyo de una beca continuó sus estudios en el Caius College, en Cambridge, donde obtuvo su título como médico en 1813.
El mismo año que se recibió como médico, partió rumbo a Londres en donde residió por poco tiempo mientras realizaba sus prácticas profesionales. Posteriormente el joven médico se mudó a Penzance, localidad portuaria de Inglaterra. A lo largo de la segunda década del siglo XIX ocupó distintos cargos importantes dentro de la localidad, entre los que destaca el de secretario de la Real Sociedad de Geología de Cornwall (Royal Geological Society of Cornwall) y el de conferencista habitual de esta misma. Aunado a su desempeño como médico, conferencista e investigador, John A. Paris destaca como un escritor prolijo a la hora de dar cuenta de sus investigaciones. Entre los libros que escribió destacan: Farmacología (Pharmacologia, 1812); Jurisprudencia médica (Medical Jurisprudence, 1823); Elementos de medicina química (The Elements of Medical Chemistry, 1825); La vida de Sir Humphry Davy (The Life of Sir Humphry Davy, 1831), entre otros.
Pocos años después regresa a Londres en busca de un mejor cargo profesional de mayor prestigio. En 1817 una vez que se instala en la ciudad, prosigue con su labor como conferencista, al mismo tiempo que ofrecía consultas médicas y se desempeñaba como miembro del College of Physicians. En 1844 ya consolidado como médico, su esfuerzo rinde frutos y se vuelve el sucesor de Sir Henry Halford como presidente del College, dicho puesto lo desempeñó durante los siguientes doce años.
Si bien la contribución de John A. Paris a la medicina es importante, no es el único campo en el que se le reconoce. El médico inglés mostró gran interés a lo largo de su vida por los fenómenos e ilusiones ópticas. La Europa de inicios del siglo XIX estuvo repleta de innovaciones con respecto a aparatos ópticos, cada nuevo descubrimiento se ponía de moda y las noticias de espectáculos que ofrecían ilusiones para la vista iban en crecimiento. John A. Paris no estuvo al margen de esto, y como hombre de ciencia realizó también sus observaciones.
Paris pensaba que con objetos simples podían demostrarse principios científicos, y en 1825 creó su propio instrumento de ilusiones ópticas: el taumatropo. La invención de este aparato lleva tras de sí cierta polémica puesto que aunque lo atribuyen al médico inglés, hay varios personajes que de una u otra forma tuvieron algo que ver en su creación y distribución, tales como Sir David Brewster, William Henry Fitton, William Hyde Wollaston y John Herschel. Quizá el nombre de John A. Paris ha destacado por sobre los otros porque hacia 1825, en compañía del editor W. Phillips, explota comercialmente el juguete. Sin embargo hay registro de que William Henry Fitton había construido, años antes, uno de los primeros prototipos del aparato.
El taumatropo original consistía de un pedazo de cartulina con pequeñas perforaciones en ambos lados por los cuales se introducía un pedazo de cuerda. De manera similar a una moneda —una de las tantas historias que especulan sobre el origen del taumatropo destaca la importancia de la moneda como fuente de inspiración para su elaboración— cada lado del juguete poseía una imagen diferente. Al apretar la cuerda del taumatropo, la cartulina se movía de tal suerte que esto generaba una ilusión óptica: la superposición de las dos imágenes y la ilusión de movimiento. Con este aparato, el doctor inglés demostró la persistencia de la visión y cómo a partir de dos ilustraciones simples podemos crear una más compleja
En un siglo que se caracterizó por las continuas innovaciones en el campo de las “tecnologías de la imagen”, el taumatropo, a pesar de su aparente sencillez, mostraba las virtudes de las imágenes en movimiento y la posibilidad de generar afectos y emociones en el espectador. El mundo de la cinematografía fue el heredero de todos estos aparatos e innovaciones en las ilusiones ópticas e imágenes en movimiento. Aun sin saberlo, el médico ingles contribuyó con su sencillo instrumento al desarrollo del cine casi un siglo después.
John A. Paris falleció el 4 de diciembre de 1856.
Bibliografía:
- Herbert, Stephen. The Thaumatrope Revisited; or: “a round about way to turn’m green”. Disponible en línea: http://www.stephenherbert.co.uk/thaumatropeTEXT1.htm
- Leslie, Stephen (ed.). John Ayrton Paris en Dictionary of National Biography, Volume 43. Inglaterra: Macmillan, 1895.